Coincidiendo con el anuncio de la Exposición anterior y con las fechas cercanas al bicentenario del conflicto bélico, inauguró este sección, efímera, donde hablaré de Goya y la Guerra de la Independencia. Arte e Historia. Historia y Arte. Dos conceptos siempre unidos y muchas veces inseparables el uno del otro.
Para empezar por el principio. Hoy, haré una breve reseña de lo que fue el conflicto.
La
Guerra de la Independencia fue un conflicto armado que convulsionó la
Península Ibérica entre
1808 y 1814 y que opuso a
España y los aliados,
Portugal y Reino Unido, contra el
Imperio Francés, como consecuencia de la política expansionista de
Napoleón I.
El conflicto estalló tras las maniobras de ocupación furtiva de importantes ciudades españolas por las tropas de Napoleón, siguiendo un plan de apoyo a la invasión conjunta de Portugal, acordada en el Tratado de Fontainebleau, también se propuso el derrocamiento del rey. Esto provocó en todo el país un levantamiento espontáneo y popular, cuyo punto más álgido fue el dos de mayo de 1808. El domingo 2 de mayo de 1808, un gran número de ciudadanos de la capital de España se alzó de manera desesperada contra el ejército francés. Aquí tenemos esa idea de patriotismo que surge a través de la lucha del pueblo sin preparación bélica contra el potente ejército francés.
La guerra se caracterizó por el original fenómeno de las acciones conjuntas de los guerrilleros y de los ejércitos regulares aliados, dirigidos por
Wellington, que provocaron el desgaste de las fuerzas bonapartistas y su progresivo repliegue hasta las fronteras pirenaicas.
Sin un ejército como tal, para poder luchar contra los franceses, los españoles de las zonas ocupadas, inventan un sistema nuevo para luchar: la lucha de guerrillas, como único modo de desgastar y estorbar el esfuerzo de guerra francés. Se trata de grupos de poca gente, conocedores del terreno que pisan, que hostigan con rápidos golpes de mano a las tropas enemigas, para disolverse inmediatamente y desaparecer en los montes.
La guerra en
España tendrá repercusiones fatales para el bando de
Napoleón. Lo que sería un fácil paseo militar se había transformado en un atolladero. La situación era, en cualquier caso, tan inestable que cualquier retirada de tropas podía conducir al desastre, como efectivamente ocurrió en
julio de 1812. En esta fecha,
Wellington, al frente de un ejército angloportugués y operando desde
Portugal, derrota a los franceses primero en
Ciudad Rodrigo y luego en los
Arapiles, expulsándoles del Oeste y amenazando
Madrid: Jos
é Bonaparte se retira a
Valencia. Si bien los franceses contraatacan y el rey puede entrar de nuevo en
Madrid en noviembre, una nueva retirada de tropas por parte de Napoleón tras su catastrófica campaña de
Rusia a comienzos de
1813 permite a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a
José Bonaparte de
Madrid y derrotar a los franceses en
Vitoria y
San Marcial, al tiempo que
Napoleón se apresta a defender su frontera hasta poder negociar con
Fernando VII una salida. A cambio de su neutralidad en lo que quedaba de guerra, aquél recupera su corona (comienzos de 1814) y pacta la paz con
Francia, en el tratado de
Valençay.
Imágenes: Retrato de Napoleón (Ingres)
Estampa sobre la guerra de la Independecia (Tomás López Enguídanos)
Retrato de Fernado VII (Goya)