martes, 15 de abril de 2008

La Guerra de la Independencia

Coincidiendo con el anuncio de la Exposición anterior y con las fechas cercanas al bicentenario del conflicto bélico, inauguró este sección, efímera, donde hablaré de Goya y la Guerra de la Independencia. Arte e Historia. Historia y Arte. Dos conceptos siempre unidos y muchas veces inseparables el uno del otro.
Para empezar por el principio. Hoy, haré una breve reseña de lo que fue el conflicto.


La Guerra de la Independencia fue un conflicto armado que convulsionó la Península Ibérica entre 1808 y 1814 y que opuso a España y los aliados, Portugal y Reino Unido, contra el Imperio Francés, como consecuencia de la política expansionista de Napoleón I.

El conflicto estalló tras las maniobras de ocupación furtiva de importantes ciudades españolas por las tropas de Napoleón, siguiendo un plan de apoyo a la invasión conjunta de Portugal, acordada en el Tratado de Fontainebleau, también se propuso el derrocamiento del rey. Esto provocó en todo el país un levantamiento espontáneo y popular, cuyo punto más álgido fue el dos de mayo de 1808. El domingo 2 de mayo de 1808, un gran número de ciudadanos de la capital de España se alzó de manera desesperada contra el ejército francés. Aquí tenemos esa idea de patriotismo que surge a través de la lucha del pueblo sin preparación bélica contra el potente ejército francés.


La guerra se caracterizó por el original fenómeno de las acciones conjuntas de los guerrilleros y de los ejércitos regulares aliados, dirigidos por Wellington, que provocaron el desgaste de las fuerzas bonapartistas y su progresivo repliegue hasta las fronteras pirenaicas.


Sin un ejército como tal, para poder luchar contra los franceses, los españoles de las zonas ocupadas, inventan un sistema nuevo para luchar: la lucha de guerrillas, como único modo de desgastar y estorbar el esfuerzo de guerra francés. Se trata de grupos de poca gente, conocedores del terreno que pisan, que hostigan con rápidos golpes de mano a las tropas enemigas, para disolverse inmediatamente y desaparecer en los montes.

La guerra en España tendrá repercusiones fatales para el bando de Napoleón. Lo que sería un fácil paseo militar se había transformado en un atolladero. La situación era, en cualquier caso, tan inestable que cualquier retirada de tropas podía conducir al desastre, como efectivamente ocurrió en julio de 1812. En esta fecha, Wellington, al frente de un ejército angloportugués y operando desde Portugal, derrota a los franceses primero en Ciudad Rodrigo y luego en los Arapiles, expulsándoles del Oeste y amenazando Madrid: José Bonaparte se retira a Valencia. Si bien los franceses contraatacan y el rey puede entrar de nuevo en Madrid en noviembre, una nueva retirada de tropas por parte de Napoleón tras su catastrófica campaña de Rusia a comienzos de 1813 permite a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a José Bonaparte de Madrid y derrotar a los franceses en Vitoria y San Marcial, al tiempo que Napoleón se apresta a defender su frontera hasta poder negociar con Fernando VII una salida. A cambio de su neutralidad en lo que quedaba de guerra, aquél recupera su corona (comienzos de 1814) y pacta la paz con Francia, en el tratado de Valençay.
Imágenes: Retrato de Napoleón (Ingres)
Estampa sobre la guerra de la Independecia (Tomás López Enguídanos)
Retrato de Fernado VII (Goya)

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